Unos días de ausencia informativa han servido para que una servidora desconecte del mundo civilizado y se adentre en las aguas cristalinas del Mar Caribe... Entre peces de colores, arenas blancas, mariachis playeros, pirámides mayas, risas y miles de aventuras he descubierto que más allá de nuestros horizontes hay personas que son felices con que les dediques una simple sonrisa.
También he descubierto el valor de la amistad y la alegría de pensar que da igual el lugar donde uno se encuentre siempre y cuando la compañía merezca la pena.
Siete días en Méjico han servido para darme cuenta, entre otras cosas, de que Sevilla tiene un color especial, de que los mayas tienen una pequeña manchita azul cerca del culo que les identifica como tales, de que una de las grandes maravillas del mundo lo es más cuando la divisas desde lo alto, de que las personas de color también se queman por el sol, de que una iguana puede comerse un plátano de un sólo bocado, de que yo prácticamente también, de lo divertido que resulta compartir las revistas que leo... y de que una sola frase tonta es suficiente para que ocho niñas se meen de risa hasta reventar.
Quiero que volvamos a pedir coca cola y te den agua.
Quiero que me digas lo que has leído en el Aqua
Quiero que te vuelvas a levantar de un salto de la cama para decirle a los de la limpieza que vuelvan más tarde.
Quiero que volvamos a cantar y baliar el baile del pollo y las tazas y teteras.
Quiero que se repitan todas estas cosas y mil más.
:)
Anónimo
15 de abril de 2008, 2:13