En mitad de la era digital, una época en la que las nuevas tecnologías inevitablemente se apoderan de nuestras vidas, lolacomomola me ha hecho cuestionarme si yo, a mis casi 23 años, soy o no nativa-nativa de las nuevas tecnologías.
Hoy en día, en mi bolso tengo dos teléfonos móviles (uno de cada compañía y cada uno para menesteres diferentes); en mi habitación, un ordenador de sobremesa reposa en el escritorio mientras que, encima de la cama o pululando de mesa en mesa, el portátil me permite consultar mis cuentas de correo electrónico, mi tuenti, mi del.icio.us, etc en cualquier lugar y en cualquier momento. Las PDA's, algo que hace unos años no podía ni imaginar lo que eran, son ya algo cotidiano.
Ver la televisión o conectarme a Internet desde mi teléfono móvil es de lo más habitual y, para colmo, con el fin de facilitarnos la vida, ya no es preciso salir de casa para hacer gimnasia, porque una videoconsola interactiva, capta nuestros movimientos y ejerce de personal trainer desde la pantalla de televisión.
Pero yo no nací con un ordenador bajo el brazo... ni con un teléfono móvil... tuve un guía particular por esto de las nuevas tecnologías. Aún recuerdo a mi hermano chantajeándome para cambiar mi televisión por su beeper o suplicándole al primogénito para que me dejara jugar a una rudimentaria Nintendo donde las Tortugas Ninja, Bart Simpson y el Tetris se convertían en los compañeros perfectos para una tarde de recreo.
Tras la Primera Comunión -siempre a través de los ojos y los deseos tecnológicos de mi hermano- llegó a mi vida la Game Boy, un invento que miraba con deseo pero... con eso de que yo era la niña, sólo tenía a mi alcance en secreto y en ausencia del todopoderoso. Depués, la Mega Drive, donde el Street Fighter permitió que me convirtiera en Chun-Li y pudiese pelear en pantalla convertida en una profesional de la lucha libre. Pero... llegó mi perdición: el FIFA, el PRO-EVOLUTION SOCCER... los juegos de fútbol me apartaron del mundo de las videoconsolas -casi- para siempre ya que se convirtió en divertido el "jugar contra la máquina que juega mejor que tú".
Más tarde, la Nintendo 64 nos abría un gran mundo en tres dimensiones y juegos como el Zelda o lo nuevo de Mario Bros me devolvieron la curiosidad por estas maquinitas... curiosidad que volvió a esfumarse con la llegada de las fantásticas Play Station, una inversión (de nuevo producto del chantaje fraternal) que me sirvió de bien poco.
Hoy, los más pequeños ya nacen entre ordenadores y Play Station sustituye a Play School, vienen en una era en la que las niñas ya no hace falta que salgan a la calle para bailar el aro, porque gracias a la Wii, lo pueden hacer en casa y sin aro.
Ahora el deporte: desde casa, los amigos: interactivos, la vida social: por webcam y la vida cotidiana: en la red.
Yo no sé si soy nativa-nativa de las nuevas tecnologías... pero por ahora no me adapto mal del todo. Atrás quedó aquello de quedar el día de antes sin concretar la cita vía sms, el mandar una carta por correo ordinario con lo de "corre corre cartero...".
Ya todos somos internet, bienvenidos a la era Wii, a la era PlayStation y a la era de los nativos-nativos.
Jajajaja. Muy buen post. Por cierto, lo de "el todopoderoso" me ha encantado :D.
Jabba
25 de abril de 2008, 15:57Muy buen artículo Cris, me siento también muy identificado con todo eso que has puesto. Somos de la generación de la Nintendo xD
La verdad es que los crios de hoy en día vienen al mundo no con un pan bajo el brazo, sino con un móvil, un ordenador y una videoconsola...
J.J. Soriano
27 de abril de 2008, 2:42Hola!
Pobreta, toda la vida siendo chantajeada por el todopoderoso, también prefiere jugar al PRO que quedar conmigo si te sirve de consuelo,jeje.
Muy chulo tu artículo, desde luego yo no soy nativa-nativa pero ni de lejos ¡qué vuelvan los aros, el pino-puente y los Fragel Rock!
Besitos!
Anónimo
1 de mayo de 2008, 13:29Sí! que vuelva lo de antes, pero también tenemos que adaptarnos a lo nuevo... ya sabéis: renovarse o morir!
ME alegro de que os guste
:)
Cristina Vílchez
28 de mayo de 2008, 21:21