El lugar de la publicidad

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La publicidad nos absorve, la vemos allá donde vamos. En postes, en vallas, en marquesinas, en coches, en autobuses, en camisetas, en folletos... y en los medios de comunicación. No nos damos cuenta de los anuncios, aunque al parecer funcionan -o funcionaban-.

Cada empresa invierte una gran cantidad de dinero para ser reconocida anunciándose en todo tipo de formatos. Sin embargo, la publicidad en los medios de comunicación siempre había sido una de las fórmulas más rentables para ambos bandos pero... se nos plantea un pequeño problema: la llegada del gigante de Internet.

Ya casi todos estamos convencinos del fin de la prensa de pago en papel y los publicistas parece que también se hacen cargo. Internet se lleva la publicidad.

Esas insoportables ventanas que nos salen cuando abrimos una página suponen rentabilidad para el anunciante y, mucho más si por error (o intencionadamente) pinchamos sobre tal anuncio. No son tan molestos los anuncios en los periódicos ¿verdad? probablemente porque no vienen acompañados de sonidos irritantes.

El Mundo publica que el mercado publicitario podría caer este año más de un 9% y sólo Internet resistiría tal caída ya que el todopoderoso se salva de las cifras registrando un aumento del 19,2%.

Ni si quiera la crisis afecta a Internet ¿Hay algo que en Internet no sea posible?

Tecnología de bolsillo

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Hace quince años quedábamos con nuestros amigos días antes, utilizábamos las cabinas para contactar con la gente cuando estábamos en la calle y los mensajes de texto... era algo que ni siquiera una servidora podría imaginar. Internet empezaba a formar parte de nuestras vidas, pero como algo lejano, era algo con lo que podíamos contactar con otras personas y obtener información sobre multitud de asuntos. Cuando alguien se compraba una casa, lo siguiente era la compra de una enciclopedia por tomos que lucía en las librerías de los comedores.

Hoy todo es diferente, al llegar a casa, lo primero que hago es encender mi portátil y consultar mi correo electrónico, visito las diferentes redes sociales a las que pertenezco por si tengo algún mensaje, escribo lo que he hecho en twitter y ante cualquier duda o curiosidad: google. El santo buscador donde todo es posible.

Por otro lado, nunca salgo a la calle sin mi móvil (bueno, o casi nunca, porque debido a mi mala cabeza más de uno se ha llevado un cabreo alguna vez). Todo el mundo tiene, al menos, un teléfono móvil. Según las encuestas en España hay más móviles que personas, lo que debería ser preocupante. Si el exceso de información es infoxicación, el exceso de tecnologías sería... ¿tecnoxicación? yo lo sufro, fijo.


Ahora podemos llevar el ordenador y el teléfono en el bolsillo reunidos en un todo. Son teléfonos de nueva generación como el Iphone de Apple que causa euforia ya que parece ser un objeto divino digno de admirar gracias a su gran abanico de posibilidades. Mi buen amigo Luis podría darnos alguna charla sobre las maravillas de su Iphone, y la marquesita tampoco se quedaría atrás.

Google también se ha subido al carro de los teléfonos de última generación y saca al mercado su propio modelo: Android. Un sistema operativo que incluye las aplicaciones de Google search, You Tube, acceso a tu cuenta gmail, almacenamiento de contactos, calendario, poder visualizar y almacenar tus eventos y chat entre otras muchas cosas.



Está visto, llegamos a una nueva era en la que desde el teléfono todo es posible...
¿Quién iba a decir todo esto hace quince años?