Tenía 17 años cuando tuve que tomar la decisión más importante de mi vida: ¿qué quería ser?
Y la tomé: Periodista.
No sabía lo que sería ser periodista, más allá de la televisión, un periódico o una radio. Pero poco faltó para darme cuenta. Meses más tarde, tras mi primer curso, me dieron la oportunidad de aprender a ser periodista y me enamoré de mi profesión.
Me ayudó a enfrentar los siguientes años de carrera con optimismo e ilusión y nadie me quitó las ganas de seguir trabajando en ello, ni siquiera, aquellos que auguraban que me moriría de hambre ejerciendo este trabajo.
Siempre había odiado a aquellos que decían ser periodistas sin haber estudiado Ciencias de la Comunicación. Pero al llegar al último curso de mi carrera aprendí un nuevo término: periodismo ciudadano.
La noticia ya no está en mano de los periodistas, está en manos de todo el mundo. Cualquier ciudadano es capaz de contar lo que pasa desde el lugar de los hechos y en el momento de los hechos. Sólo un teléfono móvil puede convertirse en cámara, grabadora y computadora.
Y ¿dónde quedan los periodistas? éste es el principal desafío hoy por hoy.
Las redes sociales, los blogs, las páginas especializadas... Internet supera a los medios de comunicación tradicionales por su accesibilidad. Permite la inmediatez, la contextualización y la hipertextualidad. Hemos llegado a una revolución digital que no deja atrás el ejercicio del periodista, sino que lo modifica.
La participación de los usuarios es vital. La audiencia quiere opinar, ser partícipe de la información que lee, comentar y ser escuchada. Y el periodista, modera.
Ante una nueva información o un nuevo personaje, no se llama por teléfono: se googlea. Un buscador que nos da acceso a "casi" todo, es el punto de partida.
Internet supera a la televisión. Los usuarios quieren ver y escuchar lo que ellos quieren y cuando ellos quieren, sin horarios, sin anuncios publicitarios y a su ritmo. Con lo cual, las radios y televisiones han sucumbido al gigante de Internet, todo está en la red, y ante la imagen más recóndita, siempre nos quedará Youtube.
Los lectores saben lo que quieren y dónde encontrarlo, el kiosko de antaño ahora se llama delicious, archivos personalizados de la información que cada uno quiere leer de diferentes medios y plataformas.
La información ya no es subjetiva ni depende de lo que la línea editorial que un medio establezca. El lector lee, opina, vota y archiva. Las noticias más importantes no son las que los directores de los medios creen, son las que los usuarios convierten en relevantes con sus votos.
Ahora a mí, como periodista, me toca lidiar con todo esto, soy una Periodista Digital y éste es el principal desafío. Saber encajar los cambios, aprender de ellos y fomentarlos.
Ahora sólo queda la parte más complicada: explicarle a mi abuela lo que soy... y que lo entienda.
Trabajo leído y revisado.
Gracias
saludos!
Guillermo Bustamante
22 de septiembre de 2009, 2:34Muchos periodistas se niegan a aceptar el periodismo ciudadano como válido. Eso es negarse a una realidad que se hace cada vez más evidente. La noticia la haces con ayuda de comentarios, discusiones y demás que se pueden dar tanto en blogs como en redes sociales.
Salludos!
Alelanta
25 de septiembre de 2009, 16:58Renovarse o morir!
:-)
Un saludo!!
Cristina Vílchez
26 de septiembre de 2009, 16:48