Frente a una nueva etapa

Llega junio... el último junio. A tan sólo un empujoncito para culminar con cinco años de nervios, de apuntes, de clases, de conferencias, de risas, de trabajos, de exámenes y... de fiestas. Si todo sale bien, este proyecto de periodista pasará a ser una periodista en toda regla. Ahora sólo quedan unas semanas de sacrificio, un acto de graduación, una última gran fiesta... y un hasta siempre.


Sin embargo, en la red, en una redacción, en un plató o en un estudio de radio... debe haber un hueco para mi nueva vida. ¿Alguna idea?

Mientras surgen las ideas, dejando de par en par la ventanita al mundo laboral y abierta a todo tipo de sugerencias, vuelvo a esa pequeña redacción que me vio crecer como periodista, entrevistando a todo tipo de personajes, recorriendo playas, conociendo gente, merodeando entre políticos y dándolo todo cada verano en el Festival de Cine de Alfaz del Pi.




Sucesos, Sanidad, Turismo, Política, Cultura... todo vale mientras sea periodismo en estado puro. Ese gusanillo que corre por el estómago cuando estoy ante un hecho del que mañana todos hablarán.

Allí, como cada año, como cada fin de semana de apuros, me encontraré con periodistas con quienes alegrarme el día, con concejales con los que lidiar, con gabinetes de prensa a quien "suplicar", con comidas, con cenas, con desayunos, con meriendas, con festivales, con fiestas patronales y con miles de vivencias de las que aprender.

Vuelve el verano... el último verano como becaria.
En el fondo me da pena.