De Benidorm a Blackpool

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Durante mi estancia en Inglaterra he estado en infinidad de lugares, he visitado ciudades diferentes, he visto a todo tipo de ingleses... pero esta semana he estado en el lugar que me ha llevado a comprender algunos de los interrogantes que tenía respecto a Benidorm: Blackpool.

He crecido en Benidorm, y me siento muy orgullosa de ello, podría pasarme horas convenciendo al más pintado de que es mucho más que una ciudad turística y ahora estoy más segura que nunca, tras mi paso por Blackpool.

Si alguna vez te has dejado caer por la conocida 'zona guiri' de Benidorm, seguramente te haya llamado la atención más de una cosa... Personas disfrazadas con atuendos imposibles, tiendas al más puro estilo 'chiringuito' haciendo uso del retranqueo y con extraños objetos a la venta, gente bebiendo cerveza desde primera hora de la mañana y carteles anunciando shows difíciles de imaginar. Pues bien, Blackpool es mucho más.

Ver para creer. Una ciudad hecha únicamente para el disfrute de los ingleses juerguistas. Su costa comienza con una réplica de la torre Eiffel que no es otra cosa que una sala de juegos inmensa y, al final de la playa, una enorme montaña rusa.



Entre tanto, durante tu paseo te vas encontrando con un minigolf, una noria, carruseles, un parque acuático climatizado, casinos, salas de apuestas y subastas, tiendas de disfraces, pubs pubs pubs y más pubs, un acuario, puestos de algodón de azúcar denunciables a la OMS... y todo esto amenizado con travías en forma de barcos a los lados de la carretera, burros carreando a ingleses encantados de haberse conocido por la orilla de la playa, decenas de carros de caballos lidiando entre los coches... y un aroma peculiar producto de la buena alimentación de los percherones que te deja un recuerdo perenne de la ciudad.

Y como si Blackpool viviera en fiestas patronales, las farolas las decoran sirenas, cabareteras, cámaras de fotos, luces de colores y banderines que alegran el día a los domingueros que se dejan caer por allí cuando el sol dice de salir.

Ahora vuelvo a Benidorm y cuando pasee por la calle Mallorca, pensaré: ¿por qué no? si a ellos esto les hace felices, bienvenido sea.

De vuelta...

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Vuelvo a la blogosfera
. Tras unos meses de ausencia sin motivo justificado vuelvo a curiosear, a indagar en lo que acontece en este mundo y a escribir de todo y de nada.

En estos meses de abstinencia bloguera me he dedicado a sacarle todo el partido posible al aburrido mundo del Recuento de Ingresos de las Líneas Aéreas en STA Travel. Una oficina en Manchester que me ha permitido conocer a distancia las más recónditas ciudades del mundo y los códigos de sus aeropuertos.

En ocho meses he disfrutado de lo mejor de Nigeria, Filipinas, Estados Unidos, China, Japón, Polonia, Bolivia, Irlanda y, por supuesto, el Reino Unido. Personas de todos los países que me han acompañado en la aventura del inglés, han aprendido a entender el humor español, a hacer una buena tortilla de patatas y a decir 'buenos días' por las mañanas en lugar de 'good morning'.

Finiquitada la vida de los viajes y con la esperanza y la ilusión de continuar con mi vida periodística ahora me absorbe el business english. Cinco horas diarias con un objetivo: TOEIC. Una odisea compartida con Palestina, República Checa, Francia y El Congo y que, si Dios quiere, verá su fin el 3 de julio cuando, con toda la pena del mundo, me despediré del país del té volveré a la vida real, si es posible, con mejor clima.